LOS 5 MAGNÍFICOS por Paco Escamez Reverte
Águilas, decana del fútbol regional y cuando en la actualidad el estadio
de “El Rubial” es reconocido como el terreno de juego más antiguo de
España, también fue cuna de jugadores magníficos y sobresalientes. No
voy hablar ahora de ellos, aunque sí espero hacerlo en otra ocasión.
Quiero ahora recordar los inicios de los años 70 y mi breve etapa
futbolística. Y concretamente al equipo técnico, directivos y plantilla
del Águilas Juvenil C.F., a la que tuve la suerte y el privilegio de
pertenecer durante 3 temporadas (1971-1972-1973).
Aquel Águilas Juvenil, que no consiguió quedarse campeón, obtuvo sin
embargo un logro que fue digno de reconocimiento en la temporada
1972-73. Fue el único equipo de esa categoría de la Región- no sé si
también de España- que completó el campeonato sin que sus jugadores
recibieran ni una sola tarjeta amarilla o roja de sanción.
Fue noticia que quedó reflejada en la prensa de la época y que, por
supuesto, tenía su secreto. Creo que por ese y otros motivos, es de
justicia rememorar y homenajear al grupo de 5 magníficos aguileños que
estaban detrás y delante de aquel manojo de adolescentes. Los
protagonistas son: Lorenzo Hernández Abolio, presidente, Juan Martínez
“Casuco”-gran portero en su época de jugador-, entrenador, y los
directivos Juan Bautista Gualda y Valentín Soto. En el mismo barco
estaba también José María Jareño -entonces entrenador del primer equipo
del Águilas C.F.-, que brilló con luz propia en su etapa de jugador,
llegando a ser concejal de deportes con el PSOE y la primera persona que
me dio la oportunidad de enfundar la camiseta blanquiazul. También
merecen la categoría de “magníficos”, Ramón Ferrer, mi primer presidente
y nuestro delegado de equipo, Francisco Martínez Lirón “Bacares”.
Tengo que confesar que siento melancolía de aquel Rubial de tierra y
piedras, (el césped era un lujo fuera de nuestro alcance) que nos daba
los buenos días a eso de las 7 de la mañana. Casuco, parco en palabras,
nos ponía en forma dando vueltas al vetusto campo. De vez en cuando,
tronaba su voz desde los asientos de cemento:”el último, el primero”. Su
llamada hacía que nos convirtiéramos en flechas desde la cola hasta la
bien ordenada y disciplinada fila de a dos. Después, tocaba fortalecer
los músculos con toda clase de ejercicios físicos, como subir o bajar
saltando los escalones de cemento que formaban en escala los duros
asientos donde se sentaban los espectadores.
Existía la costumbre, una vez a la semana, de celebrar un partidillo o
“pachanga”, muchas veces con la plantilla del primer equipo de los
inolvidables Alfonso Cegarra, José Pérez Almagro “Chispita”, Perique,
José Antonio Gallego (fue jefe de estudios en I.E.S. R.Carlos III,
alcalde de Lorca y senador socialista) , los hermanos y formidables
porteros Pepe y “Tolin” Buitrago. Otros guardametas que dejaron su
huella fueron Juan Piñero “Zamorita” y Pedro Meca “Chispi”. Más
jugadores de esa década fueron Mellado “Morcillo”, Domingo
Sánchez-Fortún “Sanchis”, Pablo, Hernández, Julio Rabal, Manolo Quereda,
Rafael López “Canalla”, Gómez, los hermanos Pepe y Gaspar Peña, Nicolás
Albarracín “Nico”o José Luis Giménez “Cales”, entre otros.
Y en pre-temporada adquiríamos potencia muscular subiendo y bajando por
los cabezos del ahora casi desaparecido monte del Cambrón, muy cerca de
la casa del “mister” en “El Hornillo” y de la maravillosa isla del
Fraile.
Un partidillo en la arena, en la playa del Hornillo, terminaba de
ponernos como motos. A la forma física y a la disciplina de grupo, se
unía la charla didáctica y el conocimiento del reglamento que,
diariamente, tenía un hueco y que nos impartía sabiamente el inolvidable
“Juanito” Gualda, árbitro y delegado de la Federación Murciana de
Fútbol. Gracias a esa labor, callada y desinteresada, pasamos a la
historia del deporte rey como el equipo más disciplinado. Un llavero de
plata, que conservo como oro en paño, fue la recompensa para los
juveniles de aquellos maravillosos años.
Asumo el riesgo de dejarme algún nombre en el olvido y pido disculpas
por adelantado a los que no nombro, pero ahí va la lista que incluye mis
tres temporadas en el equipo: Paco Hernández Pallarés, Juan José
Barrionuevo y Blas fueron los guardametas. El resto de la plantilla
estaba integrada por Gonzalo Asensio “Chapa”, Juanito Lloret, Leandro
Miras, Rafael Morosoli, Diego Carrasco, Juan Palazón, Isidro Ibarra,
Fulgencio Sáez, Andrés Barnés “Chironi”, Juan Antonio López Marín,
Andrés Escarbajal “Guitarra”, Antonio Munuera, Matías Peña, Juan
Ayala,Vicente Soler, Manolo Navarro, Juan Carlos Gandul, Fernando
Lobato, Pepe Rubio “el Gato”, Salvador Muñoz, Jaime Pérez, Diego “
Pean”, los hermanos Antoñín y Valentín Soto Cano, Lorenzo Romera “
Lorquino”, Juan Manuel Martos, Alfonso García “Gento”(actual presidente
del Almería) José Luís Lillo, Bartolomé Hernández(desde el año 2011,
alcalde de nuestro pueblo) y Paco Palencia(ambos llegaron a presidir al
Águilas C.F.), Andrés Moreno Rael, Juan Martínez “Casuco” (jugó en
Primera División en el Zaragoza y en otros equipos como el Granada y el
Elche en la División de Plata, además de destacar como técnico en
diversos equipos como Almería, R.Murcia...etc. ) y el actual presidente
de la Federación Murciana de Fútbol, José Miguel Monje Carrillo.
Precisamente, Casuco y Monje formaban parte de la cantera del Águilas
C.F. cuando fueron fichados por el Real Madrid Juvenil. Por ese motivo,
un combinado de juveniles, reforzado con jugadores del primer equipo,
nos enfrentamos en el verano de 1974 a los juveniles del equipo
merengue. En aquel grupo de jugadores destacaban Magdaleno, Macipe- que
posteriormente ficharía por el equipo blanquiazul-, Escribano y Martín
Roales. En un competido encuentro, ganaron los de la capital de España.
Por supuesto que eso fue lo de menos, lo que ahora nos queda a todos en
la memoria es que se cumplió un sueño.
Tampoco puedo olvidar los viajes en “camioneta” por la tortuosa
carretera de Mazarrón. Casi todos los partidos los jugábamos en
Cartagena contra equipos como La Esperanza, La Colonia o el propio Efesé
en el desaparecido Almarjal o muy cerca de la ciudad departamental. Y
la mayoría de ellos en horario de mañana, por lo que apenas llegábamos
una hora antes del partido. Eso sí, todo el equipo mareado y sin apenas
tiempo de calentar antes de saltar al terreno de juego. Indudablemente,
los derbys con el Lorca C.F. eran punto y aparte, tanto en el Rubial
como en el estadio lorquino San José Pero lo que jamás olvidaré serán
las paradas obligatorias- casi siempre en Fuente Álamo- para la comida.
Con un presupuesto muy escaso, los bocadillos estaban contados (y
encargados previamente), aunque siempre nos las ingeniábamos para
“chorizar” alguno, a pesar de las precauciones de Valentín Soto y de
Lorenzo “Abolio”, auténticos padres para nosotros, al igual que Casuco y
Juanito Gualda, pero que no podían hacer el famoso milagro de los panes
y los peces.
Claro que tampoco podíamos quejarnos, ya que anteriormente nos los
preparaban nuestras madres en casa. Conseguir un “bocata” para la hora
de la comida fue un logro que consiguió con mucho esfuerzo nuestro
“presi”. También nos acompañaba, muchísimas veces, Guasch, mítico
portero del Águilas C. F. En mi retina queda su porte de guardameta, su
sombrero de ala ancha y sus historias en el mundo del fútbol y de
nuestro club.
Los viajes eran entretenidos, amenos, hasta didácticos, me atrevería a
decir. Había tiempo hasta para repasar los escarceos amorosos de nuestra
adolescencia. O para sacar a colación nuestros antecedentes del deporte
rey. Así, Casuco recordaba a Barrionuevo lo buen portero que fue su
padre y su afición a las palomas o a mi mismo, las espectaculares
“chilenas” de mi pariente Escámez, conocido como “el Albayarde” por su
tez morena. Un gran jugador que llegó a formar parte de la plantilla del
Real Murcia.
Quiero expresar, finalmente, mi agradecimiento a todos ellos, a mis
compañeros y al grupo de técnicos y directivos que nos formaron como
deportistas y como personas. Y dedicar este puñado de recuerdos a la
memoria de los que, desgraciadamente, ya no se encuentran entre
nosotros, pero que defendieron con orgullo y dignidad la camiseta del
equipo decano del fútbol regional.
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